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La Iniciación de la Vida Cristiana tiene que interesar a toda la comunidad...
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Caminando juntos
1. Volver de un exilio
El Sínodo sobre la Sinodalidad toma la imagen de la tienda, con la que inicia el capítulo 54 del libro de Isaías. Ella nos trae una promesa de Dios que se convierte en vocación para su Pueblo y su Iglesia: “¡Ensancha el espacio de tu tienda!” (Is 54,2) El exilio ayudó a Israel a vivir su fe a la intemperie. Allí supo quedarse a solas con Dios y amarlo con todo el corazón. Hoy también hay muchos “exiliados”. Los alejados, los que no creen o creen de otro modo, los indiferentes, los que nunca escucharon el Anuncio, los que piensan diferente, los que aprendieron a vivir sin fe en una serena a – religiosidad... Hay muchos caminando sin rumbo en un exilio que no tiene fronteras geográficas.
En el exilio la casa está lejos, se desdibuja, se olvida y hasta se desconoce. En el camino de regreso hay que volver a descubrirla. ¿Quiénes podrán descubrir esa nueva Iglesia? Los buscadores, los pioneros, los caminantes, los que no permanecen instalados... Ellos serán capaces de poder descubrir esa Iglesia reformada que no se queda quieta, que está en salida, que se parece a un hospital de campaña. Iglesia samaritana en medio de la humanidad herida. Hay una pregunta fundamental que nos guía: "¿cómo se realiza hoy, en los distintos niveles (desde el local al universal), ese 'caminar juntos' que permite a la Iglesia anunciar el Evangelio, según la misión que le fue confiada; y qué pasos nos invita a dar el Espíritu para crecer como Iglesia Sinodal?" (Documento preparatorio Nº 2).
Este Sínodo, concebido como el retorno de un exilio, hace referencia a una doble dimensión de la Sinodalidad: caminar juntos como Pueblo de Bautizados y acompañar a la humanidad toda, de la cual la Iglesia es servidora, hacia la plenitud del Reino de Dios. Siguiendo al Papa Francisco podemos afirmar “tengo una certeza dogmática: Dios está en la vida de toda persona.” Por eso, una Iglesia Sinodal no es sólo aquella que sabe recibir, sino también una Iglesia que sale al encuentro y está abierta a la fraternidad universal. El Pueblo de Dios que no se cierra sobre sí mismo sino que dialoga con los interlocutores de un mundo plural. En el lenguaje del Papa, se trata de “una Iglesia conectada con lo bajo, con lo pequeño, con los problemas de la gente, con los marginados por la cultura del descarte”.
2. Caminar juntos y dialogar en el espacio digital
En el contexto eclesial de este Sínodo nació y fue creciendo la iniciativa “La Iglesia te escucha.” Bajo las consignas del Papa Francisco “Iglesia en salida” y “llegar a las periferias existenciales”, se llevó el Sínodo a los espacios y cultura digitales, para que nadie quede excluido. Todos caminando juntos.
El Sínodo de la Sinodalidad busca escuchar a todos, también a aquellos que se sienten alejados y no representados dentro de la Iglesia. Entre ellos hay distintos grupos, muchos de ellos son jóvenes que no se sienten recibidos en la Iglesia institución, se perciben a sí mismos marginados, solos y heridos en las periferias. El entorno digital también es espacio donde el Espíritu se manifiesta. Es un ámbito que puede tocar las vidas y, como todo lo humano acoge a lo divino, también en el espacio digital, la mujer y el hombre de hoy pueden encontrarse con Dios y sentirse invitados a ponerse en camino hacia la comunión eucarística. Lo digital empuja y acompaña hacia lo presencial.
2.1. Los que creen sin pertenecer.
No se consideran parte de la institución eclesial, viven una fe individualista y sólo se acercan ante situaciones vitales límites o ante celebraciones preponderantemente sociales. Algunos afirman: “Creo en Dios, pero no en la Iglesia.” En algún momento de sus vidas se encontraron con un evangelizador digital y, poco a poco, empezaron a seguirlo. Estos evangelizadores del mundo digital, como verdaderos pastores de un rebaño, han ido forjando verdaderas comunidades en las que va creciendo la fraternidad y la comunión. La falta de estructuras y de jerarquías en el espacio digital hace pensar y sentir a estos alejados que siguen sin pertenecer a la Iglesia. No siempre logran dar el paso de lo digital a lo presencial. De todos modos, como lo digital impulsa y motiva a la presencialidad y como el Espíritu de Dios está presente en los entornos digitales, estos creyentes pueden ir acercándose a la comunión eucarística.
2.2. Los que se fueron por enojo o dolor.
Por alguna razón ellos hicieron una verdadera y genuina renuncia a la fe cristiana. El catolicismo y sus valores ya no forman parte de su universo cultural ni de sus opciones. Tienen una fe “adormecida.” Si bien siguen creyendo que Dios existe, optaron por alejarse de la Iglesia por el enojo con algún miembro de la misma, por el anti - testimonio de sus miembros o por un sufrimiento muy grande que los llevó a alejarse de Dios. Con la cercanía de un evangelizador digital vuelven a encontrarse con ese Dios al que nunca negaron del todo. Así, estos alejados empiezan a descubrir, poco a poco, otra Iglesia en la que no se sienten extraños. Nuevamente, con la gracia de Dios, comienza a tejerse el camino de regreso a la institución eclesial y a la presencialidad.
2.3. Los que fueron rechazados y discriminados.
Ellos manifiestan querer pertenecer, pero son marginados por la institución eclesial porque son divorciados en segunda unión, por su orientación sexual, por su posicionamiento ante el valor de la vida humana..., en definitiva porque “sienten que no encajan” en una institución que les pide un cambio de vida al que no están dispuestos. Algunos no tienen fe y otros viven una fe “a la carta.” Ellos desafían al evangelizador digital a una permanente enseñanza de la verdad con caridad, como Jesús con la samaritana junto al pozo de Jacob (Jn. 4, 5 – 28)
2.4. Los que viven en una serena a – religiosidad, ateos y agnósticos y los que nunca recibieron el Anuncio.
Son quizás los más alejados entre los alejados. Los primeros viven pacíficamente en la indiferencia religiosa. Quizás nunca recibieron el Anuncio. Los ateos y agnósticos tienen una posición más reflexionada. Se mueven entre la indiferencia y la crítica a la Iglesia. El ámbito eclesial digital, a veces, también recibe sus críticas e indiferencia al igual que los otros ámbitos eclesiales. En otras ocasiones, por la acción del Señor y el servicio de los misioneros digitales, ellos descubren allí un camino de Primer Anuncio que les suscita la fe.
En definitiva, haber salido hacia las periferias existenciales en los espacios digitales nos hizo encontrar a personas en búsqueda y a otras que están heridas. Comprobamos que en el mundo digital hay caminos abiertos a una pastoral misionera, que quiere ir hacia todos y llegar a todos. Esta realidad subsiste en el Pueblo de Dios, incluso con anterioridad a las formas institucionales y se verifica en la vocación y urgencia por llegar a los últimos, a los que buscan, a los necesitados de la Ternura de Dios, a los olvidados que Dios no olvida.
3. Caminar juntos y dialogar en el contexto ecuménico y de pluralismo religioso
La realidad actual tan heterogénea y cambiante, ya sea desde el punto de vista socio-cultural o del religioso, pide ser comprendida según el modelo del poliedro donde cada aspecto mantiene su validez y peculiaridad, incluso en la variada relación con la totalidad. Tal mirada interpretativa permite apreciar los fenómenos desde diferentes puntos de vista, pero sabiéndolos relacionar entre sí. Es importante que la Iglesia, que a todos y a cada uno quiere mostrar la belleza de la fe, sea consciente de esta complejidad y mantenga una mirada profunda y sabia sobre la realidad. De igual manera es importante asumir la perspectiva sinodal como metodología coherente en el recorrido al que la comunidad está llamada a realizar. Éste es un camino común en el que confluyen presencias y funciones diferentes para que la evangelización se lleve a cabo de una manera participativa. (DC 321)
En el aspecto más estrictamente religioso, son tantos los contextos locales en los que vive la Iglesia en un marco ecuménico o multi- religioso que, incluso entre los mismos cristianos, crecen formas de indiferencia e insensibilidad religiosa, de relativismo o sincretismo, con el ropaje de una visión secularista que niega toda apertura a la trascendencia. Esto no puede dejar indiferente a la comunidad cristiana, llamada además a anunciar el Evangelio a quien no lo conoce, y a sostener también a sus hijos en el conocimiento de la propia fe. El valor que la cultura actual reconoce a la libertad respecto a la propia fe puede ser entendido como una gran oportunidad para que la adhesión al Señor sea una decisión profundamente personal y gratuita, madura y consciente. Así pues, es evidente el profundo vínculo que debe tener la catequesis con la evangelización. La catequesis infunde en los creyentes una identidad clara y segura, serenamente capaz, en diálogo con el mundo, de dar razón de la esperanza cristiana con docilidad, respeto y conciencia recta (Cf. 1 Pe 3,15- 16). (Cfr. DC 322)
El fenómeno de la movilidad humana, ya sea por motivos de estudio o de trabajo o como huida de situaciones de violencia y de guerra, ha favorecido siempre el encuentro de pueblos diversos y en territorios nuevos frente a los que siempre han conocido la presencia de otras Iglesias y comunidades cristianas, o de otras religiones. La convivencia en las escuelas, en las universidades y en otros ambientes de vida de diferente fe, o el incremento de los matrimonios mixtos, invitan a la Iglesia a reconsiderar su pastoral y su propuesta de catequesis, en referencia a las situaciones concretas que se plantean allí. (DC 343)
3.1. La catequesis en contexto ecuménico. (DC 344 – 346) Por un lado, el anuncio del Evangelio y la catequesis están al servicio del diálogo y de la formación ecuménica; por otro, el mismo empeño por la unidad de los cristianos es vía e instrumento creíble de evangelización en el mundo.
3.2. La catequesis en relación con el hebraísmo. (DC 347 – 348) «La Iglesia, Pueblo de Dios en la Nueva Alianza, al escrutar su propio misterio, descubre su vinculación con el pueblo judío, a quien Dios ha hablado primero entre los hombres para acoger su Palabra» y, reconociendo el rico patrimonio común, promueve y recomienda el conocimiento recíproco, la amistad y el diálogo (Cf. NA 4). De hecho, gracias a sus raíces hebreas, la Iglesia está anclada en la historia de la salvación. El diálogo hebreo-cristiano, conducido de manera honesta y sin prejuicios, puede ayudar a la Iglesia a comprender mejor algunos aspectos de su misma vida, sacando a la luz las riquezas espirituales custodiadas por el judaísmo.
3.3. La catequesis en el contexto de las otras religiones.(DC 349 – 351) El fenómeno del pluralismo religioso no mira solamente a las naciones en las que el cristianismo ha sido siempre minoría, sino también a muchas otras sociedades, marcadas por las olas migratorias de las últimas décadas. Siendo tan variadas cultural, étnica, económica y socialmente, hay que reconocer de hecho que existen otros motivos para el encuentro de las religiones que ha modificado entre los cristianos el modo de vivir la experiencia de la fe, cuestionando a los creyentes sobre las verdades de sus contenidos y sobre la libertad de elección. Esta situación relativamente reciente, junto a la otra de vivir la propia fe cristiana en condiciones de minoría, empuja a la Iglesia a considerar el significado de la relación de sus propios hijos con las otras religiones, incluso bajo el punto de vista catequético. En esta reflexión, la Iglesia «considera con sincero respeto los modos de obrar y de vivir, los preceptos y doctrinas, que, por más que discrepen en mucho de lo que ella profesa y enseña, no pocas veces refleja un destello de aquella Verdad que ilumina a todos los hombres» (NA 2)
3.4. La catequesis en el contexto de los nuevos movimientos religiosos. ( DC 352 – 353) Ante este fenómeno que plantea un gran desafío a la evangelización, la Iglesia particular está llamada a interrogarse para interpretar qué mueve a algunos cristianos a acercarse a estos nuevos movimientos religiosos. Para que cada bautizado siga abriéndose a la buena noticia del Señor «agua viva para su sed» (Cf. Jn 4,5-15)... Se deberá conceder una atención particular a cuantos, desilusionados o heridos por esta experiencia, sienten la necesidad de regresar a la comunidad cristiana. Es importante que sean acogidos sin ser juzgados y que el catequista pueda desarrollar con ellos una tarea de recuperación y reinserción en la comunidad con claridad y comprensión.
4. La pregunta fundamental, propósitos y temáticas
A partir de estas consideraciones afirmamos que el Sínodo es caminar juntos, éste es su significado más sencillo y, a la vez, más profundo. Por eso, como decíamos más arriba, la pregunta fundamental del Sínodo es "¿cómo se realiza hoy, en los distintos niveles (desde el local al universal), ese 'caminar juntos' que permite a la Iglesia anunciar el Evangelio, según la misión que le fue confiada; y qué pasos nos invita a dar el Espíritu para crecer como Iglesia Sinodal?" Los catequistas no permanecemos ajenos a esta pregunta ni a este Sínodo que estamos viviendo en toda la Iglesia. En este proceso de dos encuentros que realizaremos el 6 y el 13 de octubre, nos proponemos favorecer un espacio eclesial de escucha, diálogo y discernimiento en la presencia de Dios para que...
• Podamos descubrir el espacio digital no sólo como un mero instrumento, sino fundamentalmente como un ámbito habitado por personas, sobre todo por jóvenes a quienes estamos convocados a evangelizar.
• Podamos descubrir algunos de los desafíos y proyecciones, que hoy presetan el ecumenismo y el pluralismo religioso a la evangelización en general y a la catequesis en particular.
Este proceso, que hemos denominado, “Caminando juntos” se configura a través de dos encuentros sincrónicos que abordarán las siguientes temáticas:
Viernes 6 de octubre: ¿Cómo convertirse en una presencia evangelizadora en el continente digital? La catequesis de los influencers/evangelizadores digitales.
Viernes 13 de octubre: La catequesis en contextos de ecumenismo y de pluralismo religioso: retos, cauces y esperanzas.
Pbro. José Luis Quijano
Coordinador Académico del Curso
“Caminando Juntos Paraguay – Argentina”
Argentina - SCALA
Los Nicodemos de la Actualidad
La Catequesis como Laboratorio de Diálogo
El Perfil del Catequista en una Iglesia Sinodal
Catequesis y Sínodo
En presencia del Espíritu. Hacer, sentir, pensar, discernir la catequesis .
Discernir la Catequesis
Caminemos Juntos. Una Iglesia Sinodal
Gacetilla y reflexión para los MCD en los 250 años de la parroquia Inmaculada Concepción de Tigre
Ustedes conocen la biografía de Santa Rosa de Lima, una mujer que hizo de la renuncia y de la ofrenda una opción de vida. Su historia está llena de narraciones y de testimonios que dan cuenta de esto.